El atleta de Merlo quería ir al GP Sudamericano de Montevideo y planeaba vender rifas para estar. Luis Molina se enteró y le regaló el pasaje. El juvenil viajó y ganó en los 5.000 metros
Fabián Manrique lo conocía de las revistas. Lo miraba como a
esos ídolos a los que nunca vas a tener cerca o cruzar una palabra. Pero las
vueltas de la vida lo llevaron a cruzarse en un Campeonato Metropolitano de
Cross en 2015. Lógicamente, el experimentado atleta se impuso sin dejar dudas.
Pasó el tiempo y el pequeño Fabián empezó a desarrollarse.
Se consagró bicampeón nacional U23 en 1500 metros y en una carrera de 2016, la
distancia le jugó a favor e inesperadamente lo superó. Manrique le ganó al
olímpico Luis Molina en los 10k de la Bimbo Race y obtuvo la chance de poder
viajar a competir al exterior.
Molina se mudó transitoriamente a Castelar y eso lo llevó a
entrenar a la pista del Polideportivo Gorki Grana, donde casualmente también se
entrena Manrique. Una charla llevó a la otra, claro ya se conocían, y hoy (se)
aprovechan mutuamente para hace varios fondos juntos. Así se fue forjando
también una relación más estrecha, de más confianza.
Entrenado por Guillermo Roldán, Fabián emprendió una dura
pretemporada, con la participación en los Grand Prix como primer objetivo. Pero
al corredor le surgió el mismo problema que a tantos otros atletas, la falta de
dinero para viajar. Así fue como se planteó la chance de hacer un sorteo para
costearse el pasaje a Montevideo.
En uno de los tantos entrenamientos con Molina, la charla se
dio con naturalidad. "¿Qué objetivos tenes por delante?", consultó el
maratonista olímpico, a lo que el atleta de zona oeste respondió: "Quiero
ir a Montevideo a correr el Grand Prix. Estoy con el pedido para competir, y
voy a ver cómo junto el dinero para viajar".
Un tiempo después, tras un entrenamiento, lo sorprendió con
un regalo. "Acá tenes los pasajes", le dijo el atleta de Lobos.
Fabián se puso colorado, emocionado, y antes de que pudiera decir algo,
escuchó: "A mi me hubiera gustado que de chico, alguien lo hiciera
conmigo. No me sobra nada, pero quiero que vos tengas esta posibilidad de ir y
correr".
Pero la historia, lejos de terminar allí, recién comenzaba.
Fabián cruzó el charco y enfiló para la pista Darwin Piñeirúa. Si bien en su
cabeza estaba sólo el correr 5000 metros llanos, se sintió con ganas y sumó su
presencia para participar en los 1500, logrando un tiempo de 3:52.61 (mejor
marca personal o personal best -PB-) y un cuarto puesto. Tras ocho meses se
reencontró con la pista y las sensaciones fueron buenas. Ese sábado se fue a
dormir con una sonrisa, ilusionado.
El buen ánimo que tenía se esfumó en un abrir y cerrar de
ojos el domingo 26 de marzo, cuando a pesar de tener marca para correr en la
primera serie, lo pasaron a la segunda. Nadie se hizo eco de su reclamo y debió
ver como los demás largaban y él tenía que esperar.
El ritmo de la primera serie lo marcó otro atleta argentino,
Natalio Pensa. El representante de Quirón corrió los 5000 metros en 14:52.26,
seguido por el uruguayo Nicolás Cuestas. Era el mejor tiempo, al menos hasta
que largó Fabián.
El oriundo de San Antonio de Padua manejó el tiempo durante
las doce vueltas y media. Se sintió cómodo, veloz y pasó la meta en 14:41.64.
Fabián volvió con una sonrisa al país, esperando cruzarse
otra vez con ese corredor que alguna vez miró como inalcanzable, al que una vez
pudo superar y que en esta oportunidad le hizo realidad la posibilidad de
viajar para competir.
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