lunes, 13 de agosto de 2012

La increíble historia de los deportistas más pobres de Londres 2012


Etiopía ganó tres medallas de oro en Londres y la mayoría de sus deportistas se entrenaron sin tener equipos deportivos o por lo menos un par de zapatillas, pero mientras sus familias luchaban por conseguir agua o una bolsa de harina, ellos eran citados por el gobierno para participar de los Juegos Olímpicos. “Imagínense lo que mi país pudiera lograr si la mitad de nuestros niños no estuvieran sufriendo de desnutrición”, dijo el fondista etíope Haile Gebrselassie, quien consiguió el apoyo del astro brasileño del fútbol Pelé y el doble campeón olímpico en carreras de fondo Mo Farah para presentar una carta abierta al primer ministro británico, David Camerón, que pide dar prioridad a la lucha contra la hambruna cuando Gran Bretaña asuma la presidencia del G8 el siguiente año.
Los medallistas Etíopes sabían que tenían que destacarse para tratar de mejorar su situación cuando volvieran a su país o lograr que el gobierno cumpla su promesa de facilitarles el acceso al agua si lograban quedarse con alguna medalla.
En algunas naciones sólo los privilegiados pudieron mirar por televisión las proezas de Usain Bolt o la lucha entre China y Estados Unidos para quedarse con el medallero Olímpico, para ser más precisos quizá ni los conozcan.  La globalización es inexistente, tan imposible como comer o tener agua. Es una cotidianidad para Chad, Mozambique, Burundi, Níger y RD Congo entre otros.
En aquellas regiones, en promedio 85% de su población vive en carencia; en algunos sitios de RD Congo, última del ranking más reciente del índice de PNUD que mide la pobreza, se vive con 300 dólares anuales… la igualdad con el mundo sólo la tienen con los Juegos Olímpicos.
Según el estudio “Índice de Desarrollo Humano”, las cinco naciones son las peores para vivir, pero nada de eso impide que estén en Londres, sonriendo al menos alguna vez…
Confundidos por terroristas suicidas por el Ejército de Somalia y tomados por “locos” por algunos vecinos de Mogadiscio, los dos componentes del equipo olímpico somalí parecen entrenarse para una carrera de obstáculos, aunque ninguno vaya a competir en esa prueba en los Juegos Olímpicos, la mayoría de los participantes tiene probabilidades de un solo un 30% de llegar con vida a los 40 años.
Durante los últimos seis meses, los atletas somalíes, que buscaban un billete para Londres, se han preparado a conciencia por las polvorientas calles de la capital somalí (Mogadiscio) y en el Estadio de Konis, cuyas instalaciones, agujereadas por las balas, son testimonio de más de veinte años de conflicto.
La corredora Amal Mohamed vivió en estos años la muerte de sus dos hermanas, víctimas de violaciones y de su madre, afectada por una de una de las tantas epidemias en su país, pero esto no fue un motivo para bajar los brazos.
 “Oías silbar las balas mientras entrenabas, luego las tropas gubernamentales te inspeccionaban… eso terminaba por afectar a los músculos“, agrega la especialista en 200 metros lisos.En su caso, como en el de la finalmente seleccionada Zamzam Mohamed Farah, la dificultad era añadida por el hecho de ser mujer en un lugar predominantemente machista y en el que no muchos entendían la práctica del deporte e incluso se reían de ellas y las tachaban de “taradas.”
El entorno para la preparación olímpica, desde luego, no ha sido el más adecuado, sino más bien todo lo contrario, con las tropas gubernamentales y las fuerzas multinacionales de la Misión de la Unión Africana en Somalia (AMISOM) combatiendo a la milicia fundamentalista islámica Al Shabaab.
Londres 2012 se despidió ayer con otra fiesta millonaria, pero seguramente fue el momento más amargo de muchos deportistas que saben que tienen que volver y enfrentar  la realidad en que viven a diario, esperando por otra oportunidad de salir a representar a su país y olvidar por un mes el terror y el hambre.
Por :Adriana Alvarenga

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