Por Antonio Fabian Silio
Gracias a las excelentes marcas obtenidas en las últimas dos ediciones de la Media Maratón y en la última edición de la Maratón de Buenos, todas organizadas por la Fundación Ñandú, varios temas han saltado a una imaginaria mesa de debate del atletismo de fondo en argentina. La riqueza técnica de las marcas logradas por atletas extranjeros en estos eventos contrasta con los resultados de nuestros atletas.
El tema de las pruebas de calle y su función dentro del atletismo de pista es un asunto largamente debatido. Queda claro que ambos se necesitan. La conclusión más sencilla es que el atletismo de pista y campo debería ser “ayudado” económicamente por las pruebas de calle, que convocan multitudes y que a su vez generan un alto interés comercial. Si no hay atletas exitosos en la pista, difícilmente tengamos atletas de nivel en la calle. Las grandes pruebas de calle necesitan de referentes conocidos y si se me permite, queribles.
Se puede discutir el tema, pero creo que el período más floreciente de las carreras de calle en argentina se vio en los años 90, gracias figuras como Juan Pablo Juárez, Elisa Cobanea, Griselda González, Toribio Gutiérrez, Leonardo Malgor, Ana María Nielsen, Adriana Calvo, Nélida Olivet, Tranquilino Valenzuela, Julio César Gómez, Oscar Amaya, Marcelo Cascabelo, Oscar Cortínez, Antonio Ibáñez, Vilma Pailos, Norma Fernández, Daniel Castro, Oscar Raimo, mi persona y muchos otros que aportaron su granito de arena y aquí no son mencionados.
Creo que todos son (somos) queridos y recordados por la gente, modestia aparte, al igual que aquellos pioneros (Zabala, Cabrera, Gorno, Suárez, Amaisón, Guíñez, etc) que nos precedieron en los años en que Argentina era potencia en fondo y luego en los años 80, donde todo empezó a renacer gracias a figuras como Iris Fernández, Rubén Aguiar, Rubén Huerga, Stella Maris Selles, Juan Carrizo, Jorge Monín, Adolfo Olivera, Graciela Bargas, Víctor Llusá, Jorge Yeber y otros destacados.
Mucho se ha hablado de cómo las pruebas de calle deben/pueden ayudar a la pista. No busco proponer un plan revolucionario. Solo basta ver lo que otros países con un desarrollo atlético superior al nuestro hacen al respecto.
Para aquellos que dicen que intención es solo la de criticar, propongo estudiar cómo este tema es tratado en países afines al nuestro para así lograr un ley o código justo que permita que las carreras de calle aporten un grano de arena para el desarrollo de todo el atletismo de pista y campo.
Propongo estudiar cómo el tema está legislado en España, Brasil e Italia, que son países que están uno o varios escalones por encima de nuestro atletismo (sin afán de ser crítico), pero que asimismo tienen culturas afines a la nuestra.
Hay varios detalles que me han impactado después de la prueba del fin de semana y de las de 2018 (Maratón y Media Maratón), donde se vieron grandes resultados a escala mundial. Aquí planteo los interrogantes.
¿La gente (el aficionado en general) recuerda quiénes fueron los vencedores?
¿Qué aportan estas figuras al atletismo argentino o de la región?
¿Por qué se programa la mejor Media Maratón de Sudamérica en el mismo fin de semana en que se lleva a cabo el Campeonato Sudamericano de Media Maratón, cuando una prueba termina “conspirando” contra la otra?
¿Cuál es el aporte de la Ciudad de Buenos Aires y los organizadores de estas carreras (Fundación Ñandú) hacia el atletismo en general?
¿Qué aportan estas figuras al atletismo argentino o de la región?
¿Por qué se programa la mejor Media Maratón de Sudamérica en el mismo fin de semana en que se lleva a cabo el Campeonato Sudamericano de Media Maratón, cuando una prueba termina “conspirando” contra la otra?
¿Cuál es el aporte de la Ciudad de Buenos Aires y los organizadores de estas carreras (Fundación Ñandú) hacia el atletismo en general?
Hay varios temas que he planteado en caliente, como la participación de atletas de elite que pertenecen a la “escudería” del Dr. Gabriele Rosa. Entiendo que ese es un tema debatible en otro foro, puesto que no termina de influir en el asunto de fondo, que pasa por la utilidad de una carrera enorme dentro de un atletismo modesto. También queda para otro debate el tema de las quejas sobre deficiencias de la organización en el aspecto de la medición y señalización de los parciales, hecho que puede llegar a poner en tela de juicio si la distancia total estaba bien medida.
Para finalizar, reitero otra pregunta, ¿en qué ayuda tener una carrera tan fuerte a nivel mundial, que crece exponencialmente, y un atletismo que no logra despegar, pese a que contamos con muchas más pistas y recursos que hace 20 años, durante la década del 90, donde se vivió el boom de las pruebas de calle?
Y luego, si lográsemos que las pruebas de calle aportasen un canon para el desarrollo del atletismo de base y de elite, ¿quién se pone al frente para el manejo y administración de esos recursos, para asegurarse que estos de distribuyan de un modo justo y coherente?
Dejo abiertas las preguntas para todos aquellos integrantes de la comunidad atlética que quieran participar, lo hagan en pos de lograr el objetivo de que el atletismo argentino sea mejor en todos los aspectos: resultados, cantidad de atletas, desarrollo y futuro.
Antonio Silio
Plusmarquista nacional de 5000, 10000 metros, Media Maratón y Maratón
Subcampeón Mundial de Media Maratón (1992)
Finalista Olímpico (1992) y Mundial (1993)
Medalla de bronce de los Juegos Panamericanos 1991 (5000 metros)
Campeón Sudamericano de 10000 metros (1993)
Campeón Iberoamericano de 10000 metros (1990, 1998)
Campeón Sudamericano Juvenil de 5000 metros (1984, 1985)
Plusmarquista nacional de 5000, 10000 metros, Media Maratón y Maratón
Subcampeón Mundial de Media Maratón (1992)
Finalista Olímpico (1992) y Mundial (1993)
Medalla de bronce de los Juegos Panamericanos 1991 (5000 metros)
Campeón Sudamericano de 10000 metros (1993)
Campeón Iberoamericano de 10000 metros (1990, 1998)
Campeón Sudamericano Juvenil de 5000 metros (1984, 1985)
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