Kipchoge, con Korir detrás y Chumo a su izquierda (segundo, sin gorro).NN RUNNING TEAM |
Los corredores, entre los más ricos de Kenia, han pasado de la agricultura y el turismo al mercado inmobiliario para asegurar su futuro. "Me gustaría comprar pisos y alquilarlos, convertirme en casero", dice Victor Chumo, liebre de Kipchoge. Se estima que el 35% de los inmuebles de la región pertenecen a atletas.
Hace cuatro años llegó la caldera que calienta el agua. Hace
dos, la potabilizadora que ahora está estropeada y obliga a utilizar filtros.
No hay cocina, sólo una brasa donde se colocan las más que desgastadas ollas de
acero. Los muebles, como las camas, o la televisión tienen más de 10 años. En
el gimnasio sólo hay una barra de pesas semiabandonada, una elíptica con
telarañas y una bici del Decathlon con un rodillo viejo. Dentro del campamento
del NN Running Team de Eliud Kipchoge en Kaptagat no hay ni rastro de lujo.
Si acaso, en el parking de la puerta, donde descansa el
todoterreno del mejor maratoniano de la historia, un Izuku Mu-X gentileza de un
patrocinador, un Mercedes E250 no muy nuevo de otro corredor y algunos Land
Rover. La relación de las estrellas kenianas del atletismo y el dinero es
curiosa: son de los más ricos de su país, Kipchoge cuenta con un patrimonio de
unos tres millones de dólares -una barbaridad aquí-, pero viven en la
austeridad.
"DEBEN APRENDER A INVERTIR
«Es una de las cosas que intentar enseñar a los jóvenes.
Deben estudiar, leer, aprender a ahorrar y a invertir. Yo tengo negocios
inmobiliarios y agrícolas», explica el dos veces campeón olímpico a EL MUNDO,
orgulloso de sus tierras donde cultiva té, de su granja y, sobre todo, de sus
inmuebles. Entre otras cosas, en la ciudad más cercana a su campamento,
Eldoret, Kipchoge cuenta con una gran casa familiar en Elgon View, una zona
acomodada entre colegios y hospitales privados.
«Estoy ahorrando, la carrera de un atleta no es muy larga.
Tengo algunas tierras y me interesa el mercado inmobiliario», desvela Laban
Korir, Top 10 de maratones del nivel de Tokio o Boston y liebre de Kipchoge.
«Me gustaría comprar pisos y alquilarlos, convertirme en casero», refrenda en
la misma línea Victor Chumo, ganador de carreras como el medio maratón de
Barcelona y también liebre de Kipchoge.
La aspiración es grupal. La mayoría de corredores kenianos
siguen el mismo camino con lo que ganan de premios y patrocinios: primero
compran tierras para construir una casa para sus familias y luego buscan
invertir en el mercado inmobiliario. Todavía es bastante común hacerse con
ganado, especialmente vacas, pero ya no es prioritario como lo fue décadas
atrás.
DE LOS HOSPITALES AL NEGOCIO
La evolución ha llevado eso. El atletismo keniano vivió una
transformación con el aumento de los premios en maratones a partir de los años
90 y hoy en día es uno de los motores de la región. Antes, en los años 70, los
primeros referentes, como Kipchoge Kenio, se dedicaron a construir
infraestructuras como el hospital público de Eldoret o el mismísimo estadio,
pero a partir del primer 'boom' del running y de figuras como Paul Tergat y
Moses Tanui se pasó de la caridad a la rentabilidad.
Ante el desarrollo de los resorts en la costa de Kenia y El
Masai Mara, los atletas kenianos intentaron incluir al valle del Rift en el
circuito y durante un tiempo lo habitual fue construir hoteles. Mary Keitany
tiene el Windsor de Eldoret, Wilson Kipsang, el Keellu Resort de Iten... Pero
esa línea de negocio tenía un recorrido limitado. Aún sin mucho turismo en la
zona, actualmente los atletas prefieren comprar o construir edificios de
viviendas o de oficinas para alquilar y asegurarse así vivir de las rentas. El
pionero fue Moses Kiptanui, que posee varias fincas en el centro de Eldoret,
pero le han seguido muchos. De hecho, se estima que el 35% del mercado
inmobiliario del condado de Uasin Gushu pertenece a atletas.
Después de su profesionalización y de normalizar la relación
con los agentes europeos que negocian sus contratos -ahora se llevan entre el
15% y el 20%, antes hubo muchos abusos-, los corredores saben cómo asegurarse
su futuro, mientras viven en la austeridad.
Fuente: https:www.elmundo.es
POR: Javier Sánchez