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jueves, 9 de mayo de 2024

¿Cómo los atletas kenianos como Kipchoge gastan lo que ganan? en Casas, hoteles y vacas

Kipchoge, con Korir detrás y Chumo a su izquierda (segundo, sin gorro).NN RUNNING TEAM

 Los corredores, entre los más ricos de Kenia, han pasado de la agricultura y el turismo al mercado inmobiliario para asegurar su futuro. "Me gustaría comprar pisos y alquilarlos, convertirme en casero", dice Victor Chumo, liebre de Kipchoge. Se estima que el 35% de los inmuebles de la región pertenecen a atletas.

 

Hace cuatro años llegó la caldera que calienta el agua. Hace dos, la potabilizadora que ahora está estropeada y obliga a utilizar filtros. No hay cocina, sólo una brasa donde se colocan las más que desgastadas ollas de acero. Los muebles, como las camas, o la televisión tienen más de 10 años. En el gimnasio sólo hay una barra de pesas semiabandonada, una elíptica con telarañas y una bici del Decathlon con un rodillo viejo. Dentro del campamento del NN Running Team de Eliud Kipchoge en Kaptagat no hay ni rastro de lujo.

 

Si acaso, en el parking de la puerta, donde descansa el todoterreno del mejor maratoniano de la historia, un Izuku Mu-X gentileza de un patrocinador, un Mercedes E250 no muy nuevo de otro corredor y algunos Land Rover. La relación de las estrellas kenianas del atletismo y el dinero es curiosa: son de los más ricos de su país, Kipchoge cuenta con un patrimonio de unos tres millones de dólares -una barbaridad aquí-, pero viven en la austeridad.

 

"DEBEN APRENDER A INVERTIR

«Es una de las cosas que intentar enseñar a los jóvenes. Deben estudiar, leer, aprender a ahorrar y a invertir. Yo tengo negocios inmobiliarios y agrícolas», explica el dos veces campeón olímpico a EL MUNDO, orgulloso de sus tierras donde cultiva té, de su granja y, sobre todo, de sus inmuebles. Entre otras cosas, en la ciudad más cercana a su campamento, Eldoret, Kipchoge cuenta con una gran casa familiar en Elgon View, una zona acomodada entre colegios y hospitales privados.

«Estoy ahorrando, la carrera de un atleta no es muy larga. Tengo algunas tierras y me interesa el mercado inmobiliario», desvela Laban Korir, Top 10 de maratones del nivel de Tokio o Boston y liebre de Kipchoge. «Me gustaría comprar pisos y alquilarlos, convertirme en casero», refrenda en la misma línea Victor Chumo, ganador de carreras como el medio maratón de Barcelona y también liebre de Kipchoge.

La aspiración es grupal. La mayoría de corredores kenianos siguen el mismo camino con lo que ganan de premios y patrocinios: primero compran tierras para construir una casa para sus familias y luego buscan invertir en el mercado inmobiliario. Todavía es bastante común hacerse con ganado, especialmente vacas, pero ya no es prioritario como lo fue décadas atrás.

 

DE LOS HOSPITALES AL NEGOCIO

La evolución ha llevado eso. El atletismo keniano vivió una transformación con el aumento de los premios en maratones a partir de los años 90 y hoy en día es uno de los motores de la región. Antes, en los años 70, los primeros referentes, como Kipchoge Kenio, se dedicaron a construir infraestructuras como el hospital público de Eldoret o el mismísimo estadio, pero a partir del primer 'boom' del running y de figuras como Paul Tergat y Moses Tanui se pasó de la caridad a la rentabilidad.

Ante el desarrollo de los resorts en la costa de Kenia y El Masai Mara, los atletas kenianos intentaron incluir al valle del Rift en el circuito y durante un tiempo lo habitual fue construir hoteles. Mary Keitany tiene el Windsor de Eldoret, Wilson Kipsang, el Keellu Resort de Iten... Pero esa línea de negocio tenía un recorrido limitado. Aún sin mucho turismo en la zona, actualmente los atletas prefieren comprar o construir edificios de viviendas o de oficinas para alquilar y asegurarse así vivir de las rentas. El pionero fue Moses Kiptanui, que posee varias fincas en el centro de Eldoret, pero le han seguido muchos. De hecho, se estima que el 35% del mercado inmobiliario del condado de Uasin Gushu pertenece a atletas.

 

Después de su profesionalización y de normalizar la relación con los agentes europeos que negocian sus contratos -ahora se llevan entre el 15% y el 20%, antes hubo muchos abusos-, los corredores saben cómo asegurarse su futuro, mientras viven en la austeridad.

Fuente: https:www.elmundo.es

POR: Javier Sánchez



domingo, 7 de mayo de 2017

KIPCHOGE A SOLO 26 SEGUNDOS DE LA BARRERA DE 2 HORAS EN MARATON




Eliud Kipchoge, vigente campeón olímpico, ha rozado este sábado la proeza de correr un maratón en menos de dos horas. El keniata acabó la carrera organizada por Nike en el circuito de Monza con un increíble tiempo de 2 horas y 26 segundos, más de dos minutos y medio por debajo del actual récord del mundo que posee su compatriota Dennis Kimetto desde 2014 con 2 horas, dos minutos y 57 segundos, logrado en el maratón de Berlín.

La carrera, llamada 'Breaking2' por el gigante estadounidense de material deportivo, respondió a las enormes expectativas creadas. Todo estaba preparado en Monza para que el mítico muro de las dos horas cayera por primera vez en la historia. Con poco más de 11 grados de temperatura, una humedad del 68 por ciento y un viento casi nulo, las condiciones eran las adecuadas para el reto.
Se trataba de dar 17,6 vueltas al circuito de 2,4 kilómetros que recorría parte del trazado del autódromo italiano. Los tres elegidos para la gesta, Kipchoge, Zersenay Tadese y Lelisa Desisa, debían seguir el infernal ritmo marcado por sus 32 liebres, que se fueron relevando a los largo de la carrera en grupos de seis atletas.
Éstos a su vez debían seguir una marca láser que proyectaba un coche eléctrico Tesla que indicaba el ritmo adecuado para bajar de las dos horas. Todo muy medido y estudiado. Todo muy Nike.
Junto a los tres protagonistas, dos bicis con todo lo necesario para su avituallamiento. Geles y líquidos que debían ingerir en pequeñas dosis pero con notable frecuencia a lo largo de la carrera.
El comienzo no pudo ser más prometedor. Los atletas pasaban los cinco primeros kilómetros en 14:14, para una marca final de 1h:59:56. A los diez kilómetros, las cosas iban aún mejor: 28:21 (cinco segundos menos de los previstos por Nike en ese punto) para un tiempo proyectado de 1h:59:35. Una barbaridad, se mire como se mire.

Desisa y Tadese se descuelgan

Tanto que Desisa acabó diciendo basta poco tiempo después, pues a los 15 kilómetros el etíope ya marchaba con algunos metros de retraso. Ese punto se pasó en 42:34, para un tiempo final estimado de 1h:59:48.
El siguiente en pagar los platos rotos fue Tadese. El eritreo, entrenado por el español Jerónimo Bravo y que es un asiduo de la Casa de Campo madrileña durante sus sesiones de trabajo, aguantó el ritmo marcado por las liebres hasta el kilómetro 20, que se pasó en 56:49 para un tiempo estimado de 1h:59.53.
Poco después se pasó el ecuador de la prueba en 59:57, por lo que las cuentas aún salían. Los cencerros repartidos por la organización (por algo la carrera se disputó al pie de los Alpes) tintineaban con fuerza cada vez que los atletas pasaban por la línea de meta. Y es que Desisa y Tadese siguieron el liza, arropados siempre por tres liebres, pese a quedarse descolgados del grupo de cabeza, que obviamente acaparaba el entusiasmo de los presentes.
El kilómetro 25 se pasó en 1h:11:03, para un tiempo final de 1h:59:56. Sin embargo, lo más impresionante era el gesto hierático de Kipchoge, que no daba ningún síntoma de flaqueza a estas alturas de carrera.

Adiós al margen

Con todo, el margen de error se esfumó a los 30 kilómetros, que se pasaron en 1h:25:20, para un tiempo estimado de dos horas exactas. Cinco kilómetros después, con un parcial de 1h:39:37, el crono final se disparaba hasta las dos horas y seis segundos. Parecía ya evidente que la gesta no iba a ser este histórico sábado en Monza.
El tiempo final no será el nuevo récord del mundo porque la carrera, siendo completamente legal, no reunía las condiciones para ello. Falta saber si ha sido un hermoso y efímero sueño de Nike o el comienzo de un reto que tendrá nuevo capítulos.
Fuente: Marca