Juez, estadístico, difusor pero, sobre todo, un incansable colaborador de todo el atletismo nacional, Salvador Fontana ha fallecido este 26 de agosto, a los 79 años en Buenos Aires.
«Salva», como lo apodaba cariñosamente todo el ambiente atlético, fue durante varias décadas el gerente de la Federación Atlética Metropolitana hasta su retiro, hace tres años. Pero igualmente siguió colaborando en sus funciones de juez. Con su humildad y simpatía de siempre, atendía a todos los atletas, entrenadores, jueces, directivos, buscando una solución, hasta en el último detalle. También, dedicó mucho tiempo de su vida a recorrer el país y fomentar la amistad que había construido -a lo largo de estos años junto a las pistas- con los atletas de distintas generaciones.
La CADA testimonia su agradecimiento a este permanente colaborador que, también, contribuyó con su aporte a la difusión del atletismo argentino. Y eleva sus condolencias a sus familiares y allegados, en este momento tan doloroso.
Reconocimiento
La CADA en reconocimiento a su trayectoria realizó el año pasado en Córdoba, tras finalizar los nacionales de U16 y U18, y donde él había dicho que era su último nacional en Córdoba, que se iba a dedicar a visitar a los amigos, luego de ese nacional. (En la foto el presidente Daniel Sotto entregándole un presente).
Luego de haber estado internado desde el 17 de julio, en que ingresa por un accidente. Había sido chocado por una moto, con fractura de cráneo y hemorragia interna, así había ingresado, parecía que debían operar, luego comenzó a mejorar, se le complicó con una trombosis en una pierna, en el mientras tanto le hicieron un test de Covid 19 y dio positivo. A partir de entonces se comenzó a complicar su salud en cada día que transcurría, hasta su fallecimiento esta mañana
Mensaje de la FAM
Nunca es grato informar el deceso de gente que formó parte de la comunidad atlética y que contribuyó para su desarrollo, pero lamentablemente debemos dar la triste noticia que enluta al ambiente de este deporte a nivel metropolitano y nacional sobre el fallecimiento de Salvador Antonio Fontana.
“Pocho”, como le decían desde chico, tenía 79 años y era oriundo de Hurlingham o “Jarlingam” como solía decir con su humor característico de chiste fácil y férreo a jugar con el doble sentido de las palabras, el cual conjugaba también con leves y efímeros enojos, para no aburrirse.
“Salva” como lo identificaban en todos lados, porque recorrió prácticamente todas las pistas y pueblos del país donde se practica atletismo, transitó la mitad de su vida por los carriles de este deporte que supo adoptar desde hace más 40 años, en los que ejerció múltiples tareas como juez (pasó por todos los puestos imaginados), como delegado de clubes, como comunicador, como estadístico y como gerente administrativo de FAM, hasta no hace mucho tiempo atrás.
Fuera del atletismo, también era un apasionado de los deportes y el fútbol fue uno de ellos desde su fanatismo por el club Atlético River Plate. Además de ferviente amante del tango.
Salvador Fontana siempre estuvo acompañado por su familia tanto dentro de las pistas –sus hijos Fernando y Valeria y su nieta Antonella también fueron atraídos por él a este deporte- como fuera de ellas, donde su compañera de vida fue “Betty”.
Miles son las anécdotas que atesoró junto a innumerable cantidad de amigos que supo cosechar en el ambiente atlético, quienes desde la distancia -por la difícil situación que se atraviesa- nunca dejaron de transmitirle fuerzas y oraciones en su nombre, con la esperanza de que se recuperara de un accidente que padeció hace poco más de un mes y que posteriormente lo tuvo en una larga internación aquejado por un cuadro respiratorio y de covid.
Sin dudas, su deceso marca una gran pérdida para toda la comunidad atlética, aunque su obra y su recuerdo en el atletismo perdurarán en el tiempo.
Desde la Federación Atlética Metropolitana (FAM) nos sumamos en transmitirles nuestras condolencias a sus familiares y amigos más cercanos.
Hasta siempre Salvador, Gracias… Que en Paz Descanses.
Fuente y Foto: CADA
Foto portada : Enrique Rodriguez
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