La leyenda del maratonista correntino Ramón Cabrera se sostiene con mucha lucidez. Nacido en La Cruz hace 84 años, participó de la maratón de los Juegos Olímpicos de Múnich en 1972, una de las más famosas competencias y cuya tragedia enluta al olimpismo.
El maratonista representó a la Argentina en los Juegos
Olímpicos de Munich de 1972. Hoy vive en Mar del plata y es vendedor ambulante.
En dialogó con él para rescatar y mantener vigente su historia de vida en el
deporte.
Para la gente que viaja en auto, colectivo o camina por
Mario Bravo y Edison, Ramón Cabrera es un vendedor ambulante correntino que se
las rebusca para llegar a fin de mes con sus changas y su jubilación mínima,
pocos saben de su rica historia. Su pasión es correr, toda su vida corrió, fue
maratonista de élite y representó a Argentina en los Juegos Olímpicos de Munich
1972. En dialogó con el ex corredor para repasar su vida y rescatar a un
deportista por naturaleza.
"Tuve una sola novia y quiso que dejara de correr. No
lo hice", recuerda con nostalgia Ramón. Eso lo define y distingue al
hombre correntino de 84 años que corrió 104 maratones y sólo abandonó 3 veces.
Su amor por correr lo llevó desde los 14 años hasta estos días a seguir
disfrutando del deporte.
"Yo debuté con 14 años, el 17 agosto de 1952 y corrí
los 5 mil metros, salí tercero, descansé una hora y gané los 10 mil metros. En
esa época corríamos con las Pampero", comenta entre risas Ramón.
De chico comenzó a correr por las amplias galerías del
Colegio San Rafael Don Bosco en Curuzú Cuatiá,
ya presentaba condiciones "hasta dando ventaja siempre les ganaba a
mis amigos", rememora.
Los hermanos Cabrera nacieron para correr, su familia
cobijaba el gen atleta. Su hermano competía representando al club Boca y a su
hermana también le gustaba correr.
Al tiempo, en los 70', "decidí venirme a Buenos Aires y
seguir con el atletismo ahí para mejorar mi entrenamiento y seguir de cerca las
competencias", apunta el correntino.
Con el correr de los años, Cabrera ya sabía que además de
trabajar en un taller mecánico iba a correr para siempre y soñaba con
representar a la Argentina en el mundo. Y esa oportunidad llegaría.
En 1972, Ramón Cabrera hizo 42 kilómetros en 2 horas 24
minutos y 50 segundos, la marca fijada para llegar a la cita olímpica fue de 2
horas 28 minutos. El correntino había logrado su cometido y clasificó para
representar al país en los juegos de Munich de 1972.
LA EXPERIENCIA OLÍMPICA
Con una marca de 2 horas 42 minutos 37 segundos, Ramón pudo llegar a la meta en Munich y se ubicó 55. “Me sentía bien”, recuerda, “quería pasar a un venezolano que me encerraba”. Pero en el kilómetro 35 tomó agua en un puesto de abastecimiento, y ahí todo cambió: “Se me acalambraron los gemelos, cuadriceps y testículos”, agrega. Se detuvo, caminó, “los alemanes me alentaban”, se emociona hasta hoy Ramón; y al final -arrastrando una de sus piernas-, terminó la carrera gracias a un grito en la multitud que dijo: "¡Vamos Argentina!"
LA VIDA DESPUÉS DE LOS JUEGOS
Con 34 años y la experiencia olímpica culminada, Ramón
siguió corriendo maratones en diferentes puntos del país. En Buenos Aires, ya
estaba instalado definitivamente en Paseo Colón, trabaja en el taller y
entrenaba doble turno.
"En ese momento no podías agarrar plata, no había
sponsors por ejemplo que faciliten algunas cosas o apoyo económico estatal, por
eso yo seguía trabajando", remarca el atleta correntino.
Cuatro años más tarde, Mar del Plata aparecería en la vida
del maratonista, es que un amigo le ofreció instalar un lavadero de autos en la
ciudad y que él estuviera a cargo. Cabrera aceptó y se mudó a "La
Feliz".
Ramón continuó con su vida de trabajo y deporte, siguió
cosechando logros en distintas carreras profesionales y luego como veterano.
En los juegos olímpicos era 74 participantes, tres eran
argentinos. Cabrera usó el número 6, mientras que Araujo (que no terminó la
carrera) utilizó el 4 y Fernando Molina el 9. Los primeros 600 metros se
corrieron dentro del estadio y el estadounidense Frank Shorter ganaría la
maratón, convirtiéndose en el primer norteamericano en conseguirla desde
Londres 1908.
Con un tiempo de 2h
38m 18s, Molina finalizó en el puesto 53°, Cabrera quedó más atrás, a cuatro
minutos el único argentino que no llegó que fue justamente Araujo, quien era
uno de los candidatos, aunque no estaba preparado para los 42 kilómetros, ya
que estaba acostumbrado a participar en competencias de 10 o 15 mil metros.
Fuente y fotos:
ww.elmarplatense.com/
www.diarioepoca.com/
www.pagina12.com.ar