Desde 2014 que cruzó el puente Rosario-Victoria, se enamoró de Rosario y no se fue nunca más. Ahora representará al seleccionado argentino en el
Mundial de Atletismo en Budapest (del 19 al 27 de agosto) en la prueba de 3 mil metros con obstáculos. Se trata de Julián Molina, doble medallista de bronce en XIX Campeonato Iberoamericano Alicante 2022, que acaba de consagrarse campeón sudamericano el fin de semana pasado en San Pablo, con 8:36.47 para esa prueba. Molina confía que está en un gran momento de su carrera deportiva luego de sortear algunos problemas personales y una lesión que lo marginó de las pistas durante varios meses. Anticipó que irá por todo en el Mundial de la especialidad, donde se medirá con plusmarquistas de elite mundial, y se ilusiona con sumar puntos para clasificar a los Juegos Olímpicos de París 2024.Su mejor marca personal en los 3 mil metros con obstáculos la estableció durante el año pasado en el mitín de Huelva, con 8′ 31» 97, precisamente después de alzarse con dos bronces en Alicante (Es la segunda marca del historial argentino, detrás del legendario récord de Marcelo Cascabelo). Sin embargo, la confiesa a este medio que su idea no era buscar la mejor marca sino clasificar al Mundial y sacarse esa espina clavada que tenía desde Guayaquil, cuando tuvo que bajarse del avión por dar positivo el test de coronavirus, y diez meses atrás, cuando una lesión de rodilla le impidió poder competir en los Odesur realizados en Asunción.
Habla feliz con La Capital tras haber logrado una medalla dorada en la prueba que se desempeña como obstaculista y una de plata en los 5 mil metros llanos.
«No caigo todavía; pensar que años atrás miraba los torneos por la tele y ahora voy a estar en la línea de largada», valora Molina para asegurar: «Este es mi momento quiero aprovechar para correr bien rápido». La noticia se la contó este mismo miércoles por la tarde el entrenador del equipo argentino, el marplatense Leonardo Malgor, para saltar de alegría y comenzar preparar las valijas hacia el Viejo Continente.
«Leo estaba muy contento con mi actuación y todos los dirigentes de Cada (Confederación Argentina de Atletismo)», cuenta Julián para mencionar la escena en la que se colgó del alambrado tras ganar la prueba y le valió la tarjeta amarilla. «Era un desahogo después de tantas malas, pero la tercera fue la vencida y pude dar un gran espectáculo», destaca.
Ahora estará dentro de un lote compuesto por los 36 mejores obstaculistas, quienes competiran en tres series para clasificar a la gran final. «Intentaremos estar ahí prendidos para estar en la lucha y poder obtener un lugar en la final mundialista», se esperanza.
Más allá del brillo, Molina no olvida el último tiempo de su trayectoria y los momentos difíciles, que no fueron los únicos que le tocó sortear desde que vino a Rosario allá por 2014. De trabajar en una empresa vial y en otra de línea blanca a intentar volver a Paraná para ingresar a la policía, aunque en ese momento una especie de lamparita se iluminó y con la ayuda de Cristian Crobat, el coordinador de Atenas Running Team, tuvo la fuerza para volver ese mismo año y ganar la maratón del Puente de manera holgada y de punta a punta. Luego vino una gira por Europa, otras tantas carreras de calle ganadas , cuatro campeonatos argentinos ganados de forma consecutiva y las medallas iberoamericanas y sudamericanas para enriquecer su palmarés.
«Estuve a punto de dejar todo, pero me levanté solo; pude renovar contratos, conseguir sponsors. Venía de una situación personal complicada y también quería renovar el aire después de 11 años, por eso busqué a Daniel Núñez (ADN Atletismo), a quien recordaba porque el año pasado me dio una gran mano durante el mes que me quedé buscando torneos en Europa posterior al Ibero», revela.
Respecto al cambio que atribuye a esta nueva etapa deportiva, explica: «Comencé a manejarme diferente, fue un año complicado en lo personal, me levanté fuerte después de haber perdido el Nacional (disputado en Concepción del Uruguay) sin haber entrenado. Por eso volví a la altitud (Cachi, Salta) para enfocarme y mantener las becas que me proporciona el Enard (Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo), pude correr muy bien la prueba de obstáculos, ganarle al brasileño en 5 mil metros llanos, prueba que no lo iba a correr, pero me subieron por la baja de Federico Bruno.
UN FESTEJO ALOCADO Y FUTBOLERO
De pasado futbolístico como volante, Molina apeló a un festejo alocado al colgarse del alambrado del circuito de atletismo de San Pablo el pasado fin de semana. No era para menos: acababa de ganarle a Carlos Andrés Sanmartín (le ganó en Alicante al birlarle el segundo lugar), a quien pasó en el codo al saltar el penúltimo obstáculo y cruzar la meta haciendo gestos de que estaba loco y que eso era una verdadera locura. Después vinieron también los llantos, los agradecimientos a sus esponsors, a quienes lo ayudan día a día y hasta su ex entrenador rosarino, con quien dio sus primeros pasos y cosechó varios títulos, pese a que ahora afirma que se siente muy cómodo con Daniel Núñez.
«Esta puntuación me va acercando a los Juegos Olímpicos y el Mundial de Budapest me va a ayudar; también los Juegos Panamericanos, pero además tengo pensado hacer una gira para terminar de buscar la clasificación, ya que si pude entrar a un Mundial puedo entrar a un Juego Olímpico», afirmó confiado.
Por Matías Pastisce / Diario La Capital, Rosario