FOTO: ARCHIVO ENRILU, BARZOLA GANADOR DE FIESTA MAYAS 2009 Y JUNTO AL ATLETA QUE REPRESENTA ESTE BLOG ROMÁN RODRIGUEZ GANADOR DE LA CAT. JUVENIL DE ESE AÑO..
MIGUEL BÁRZOLA HACE CASI SIETE AÑOS CAMBIÓ BRAGADO POR ALICANTE, ESPAÑA, CON LA ILUSIÓN DE PODER VIVIR DEL ATLETISMO; "ESPAÑA ME PERMITIÓ TRANSFORMARME EN UN ATLETA PROFESIONAL", DICE;
POR DAMIÁN CÁCERES LA CONSTRUCCIÓN FUE SIEMPRE EL REFUGIO LABORAL PARA LOS BÁRZOLA. Y MIGUEL ÁNGEL, EL MENOR DE LOS HOMBRES DE UNA FAMILIA NUMEROSA, NO IBA A SER LA EXCEPCIÓN. SI BIEN SU INFANCIA EN BRAGADO TRANSCURRIÓ ENTRE EL COLEGIO POR LAS MAÑANAS Y EL FÚTBOL POR LAS TARDES, CUANDO TERMINÓ EL PRIMARIO NO TUVO OTRA ALTERNATIVA QUE PONERSE EL OVEROL PARA TRABAJAR COMO PEÓN JUNTO A SU PADRE Y SUS HERMANOS. CON 13 AÑOS PASÓ DE IMAGINAR NUMEROSAS APILADAS Y GOLES EN LA CANCHITA DE TIERRA QUE HABÍA EN EL BALDÍO FRENTE A SU CASA A ACARREAR, DE SOL A SOL, BALDES DE ARENA, BOLSAS DE CAL Y CEMENTO. LA VIDA EN EL COMPLEJO, UN BARRIO CON CALLES DE TIERRA Y CASAS BAJAS, ALGUNAS DE MATERIAL Y LA MAYORÍA CON TECHOS DE CHAPA, ERA DURA Y LA PLATA ALCANZABA, PERO NO SOBRABA. A PESAR DE ELLO, EN LA CASA DE LOS BÁRZOLA, SIEMPRE HABÍA TIEMPO PARA CORRER. HIJO DE UN ATLETA AMATEUR, MIGUEL SIGUIÓ LOS PASOS DE SU PADRE "SÓLO PORQUE QUERÍA VIAJAR Y CONOCER EL MAR", CUENTA EL ATLETA QUE ESTE AÑO, EN SU BAUTISMO MARATONIANO, CONSIGUIÓ EN ROTTERDAM, HOLANDA, CON 2H15M, LA MARCA A PARA COMPETIR EN LOS JUEGOS DE LONDRES 2012. EN ESE ENTONCES, MIGUEL SOÑABA MÁS CON UNA PELOTA QUE CON CUALQUIER OTRA COSA. POR MÁS QUE SU VIEJO LO INSTARA PARA QUE ACUDIERA A SU ESCUELA DE ATLETISMO EL ÚLTIMO FOCO EN LA PISTA QUE CIRCUNDABA A LA CANCHITA, PARA MIGUEL SU LUGAR EN EL MUNDO PASABA POR EL FÚTBOL. SIN EMBARGO, AL PASO QUE PATEABA LA PELOTA, PROBABA Y SE PROBABA QUE ERA UN CORREDOR NATO.
Veloz y resistente, participó en varios Juegos Bonaerenses. Conoció Mar del Plata, se alejó del fútbol y se inclinó por el atletismo. Sus amigos del barrio Germán Meneses, Daniel Rodríguez y Juan Manuel Castaño también lo hacían. Como una trampa del destino, en 2003, mientras la Argentina intentaba refundarse tras la crisis que sacudió al país dos años antes, Miguel, con 21 años, trabajaba de 7 a 18 por apenas $ 7 que se añadían a los $ 10 que cobraba uno de sus hermanos para que toda la familia hiciera malabares con $ 85 a la semana. "Algo no funcionaba. La plata no alcanzaba. Había noches que mi viejo se iba a la cama sin comer para dejarnos su plato de comida", dice Bárzola, de 29 años. Y agrega: "Queríamos laburar, pero después de 2001 la situación se hizo insostenible".
Con un escenario económico apremiante, Bárzola y sus amigos de la vida idearon un pacto inquebrantable: viajar a España para probar suerte. "Juntamos plata durante meses para que viajara uno. Decidimos que fuera Castaño porque era el que más se había sacrificado", explica. A fines de febrero de 2004 ya casi tenían el dinero para el pasaje. Como faltaban unos pesos, Miguel sacrificó su viejo ciclomotor. Con el boleto aéreo en sus manos faltaba definir en qué ciudad desembarcaría. Buceando por Internet surgió Alicante: "Venía el verano y creíamos que Juan Manuel conseguiría más rápido trabajo", manifiesta. A los tres meses y tras trabajar en un mercado, Juan envió los pasajes. Miguel estaba ante una encrucijada con la Confederación Argentina de Atletismo (CADA). Teniendo el mejor tiempo en 5000 metros, "por necesidad", dice, aceptó una invitación para competir en una carrera callejera y los dirigentes lo privaron de viajar a un Sudamericano. Con la rabia e indignación en su equipaje, dejó de correr y el 19 de setiembre de 2004 desembarcó en Alicante. "No quería correr más, sólo quería laburar. Correr había pasado a un segundo plano", indica con dolor.
En España se encontró con una realidad que lo sacudió. "Tras una semana de descanso, me presenté en el club y luego de una charla con mi actual entrenador, Juan de Dios Salamanca, quedé en el equipo", cuenta el bragadense. Los cambios eran notables. Bárzola pasó de entrenar por las calles de su ciudad, que él y sus compañeros de ruta marcaban con pintura a cada kilómetro, a una pista de tartán con todo el confort. "Al principio me sentía extraño. En Bragado, en invierno hacía mucho frío y en Alicante el clima es el ideal para entrenar todo el año", señala.
Los primeros tiempos no difirieron mucho en lo rutinario. De 8 a 18 trabajaba como albañil y por la tarde entrenaba. "Aunque a decir verdad sí cambiaron. De 7 pesos diarios pasé a 40 euros y a un lugar con todas las comodidades. España permitió transformarme en un atleta profesional", expresa.
Hace dos años y medio la albañilería dejó de ser su medio de vida. Una beca anual de su club, sumada a los premios que cosechó en las carreras de cross durante el invierno, le bastó para dedicarse sólo a entrenar. Hoy, tras su paso por los Juegos Panamericanos de Guadalajara sin cosechar triunfos (compitió en 5000 y 10.000 metros), hace dos domingos representando a Bikila, su nuevo club, se impuso con 1h08m36s en la media maratón de Castellón, España, para romper la hegemonía marroquí en la prueba tras 11 años consecutivos con vencedores del país africano.
En la primera mitad del siglo pasado, los fondistas argentinos fueron orgullo olímpico, con las medallas de oro de Juan Carlos Zabala (Los Angeles 32) y Delfo Cabrera (Londres 48) y la de plata de Reinaldo Gorno (Helsinki 52). Pensar en éxitos es algo inaccesible hoy, pero al menos el país recuperó una plaza que ayuda a recordar aquella gloria. El último maratonista argentino olímpico fue Oscar Cortínez en Sydney 2000. Es tiempo de regreso, gracias al esfuerzo de Bárzola.
Bautismo
En su primera incursión, Bárzola consiguió lo que muchos pasan toda una vida intentando: el tiempo para correr unos Juegos Olímpicos. Su 12º puesto en Rotterdam, Holanda, con 2h15m, en abril pasado, le permitió obtener la marca A.
El doping
Su sola mención lo revela y no oculta su fastidio. "Después de la Operación Galgo en España no creo en nada. Uno pierde la confianza. Te sentís un idiota porque es trampa y eso me indigna. Uno se mata entrenando para hacer todo dentro de las reglas y otros con sustancias prohibidas logran cosas con menor esfuerzo", dice.
Inalcanzables
Para Bárzola hay una distancia prácticamente insalvable con los atletas negros, sobre todo los africanos. "Están en otro nivel. Antes bajar 2h07m en maratón significaba ganarla. Hoy en una carrera son varios los que bajan ese tiempo. Ahora hay 10 o 15 atletas por debajo de ese tiempo y son los africanos quienes dominan", señala el bragadense.
Un problema nacional
"El problema más grande de los atletas argentinos es que hasta que les otorgan una beca se la pasan compitiendo en carreras de calle, y eso complica la planificación para poder competir fuera del país. La idea es que no vuelva a correr hasta los JJ.OO.", explica.
Cortó la racha marroquí
Hace dos domingos venció en los 21k de Castellón, prueba que hace 11 años ganaban atletas de ese país.