Peres Jepchirchir y Brigit Kosgei le dieron a Kenia un
doblete en el maratón olímpico femenino más lento de la historia, que terminó
en 2h27m20s para la ganadora en el parque Odori de Sapporo. En esta competencia
de Tokio 2020 la argentina Marcela Gómez finalizó en el puesto 61, con un
tiempo de 2h44m09, convirtiéndose así en la sexta mujer del país que finaliza
la prueba en los Juegos Olímpicos.
La fondista chaqueña logró su mejor marca en la temporada,
aunque estuvo lejos de su registro del Maratón de Sevilla 2020, cuando
estableció 2h28m58. Con ese tiempo logrado en tierras andaluzas, Gómez quebró
entonces la marca nacional que había concretado Griselda González en 1997 en
Turín (Italia), con 2h30m32.
Kosgei cruzó la meta 16 segundos después que su compañera, y
la antropóloga estadounidense Molly Seidel subió con ellas al podio como
tercera con un tiempo de 2h27s46, después de haber contribuido a la selección
definitiva de la carrera.
Fue el maratón más lento de los diez femeninos que se han
disputado en unos Juegos Olímpicos, marcado por el calor y la humedad, que
obligaron a los organizadores a adelantar una hora la salida (6.00 de la
mañana).
Jepchirchir, dos veces campeona del mundo de medio maratón y
plusmarquista mundial de esta distancia con 1h05m16, tuvo un brillante debut
olímpico después de haber ganado, en diciembre pasado, el maratón de Valencia
con 2h17m16, mejor marca mundial de 2020.
La temperatura en el momento de la salida era de 26 grados
con un 78 por ciento de humedad, y fue aumentando hasta los 30 grados cuando
las primeras corredoras llegaban a la meta.
Japón, un país que adora esta carrera, depositaba sus
esperanzas en Mao Ichiyama, que terminó octava con 2h30m13.
Por el km 5 la campeona el mundo pasaba con un parcial de
18m02 al frente de una treintena de corredoras.
El medio maratón se cubrió en 1h15m14, con Jepchirchir
encabezando un grupo reducido a una docena con fuerte predominio africano. La
peruana Gladys Tejeda era ya la primera latinoamericana, a 14 segundos de las
primeras.
En el km 30, la estadounidense Molly Seidel, esquiadora
amante de los descensos, era la única corredora de raza blanca arriba y actuaba
sin complejos ante las africanas. Su trabajo redujo a ocho el grupo y comenzó a
hacer daño incluso a la campeona del mundo, Chepngetich, que entró en crisis a
esa altura de la carrera y tuvo que detenerse.
Kosgei no había corrido ningún maratón desde que en octubre
logró su cuarta victoria en Londres con 2h18m58, y Tokio era su estreno en un
gran campeonato.
En el km 35 la plusmarquista mundial estaba acompañada por Jepchirchir, Seidel, la israelí Lonah Salpeter y la bahrainí Eunice Chumba, aunque esta cedió en el siguiente. Menos la norteamericana, todas nacidas en Kenia.
Cuando las dos kenianas empezaron a tirar en el 38, acusaron
el golpe Seidel y sobre todo Salpeter, que tuvo que detenerse a respirar. Las
medallas de oro y plata se iban a decidir en un mano a mano entre Kosgei y
Jepchirchir, pero, sin esperar al esprint, la heroína de Valencia atacó en el
39 con su tranco poderoso y dejó atrás a la más pequeña Kosgei.
Roza Derehe salvó el honor etíope con el cuarto puesto
(2h28m38), y Gladys Tejeda, en el puesto 27 con 2h34m21, obtuvo el mejor
resultado entre las corredoras latinoamericanas.
EFE.